YOSPER, VATICANO. – El papa Francisco se refirió a las leyes que criminalizan la homosexualidad, al tiempo que las calificó como «injustas».
Sostuvo que Dios ama a todos sus hijos tal y como son. Llamó a los obispos católicos a que respalden dichas leyes y que acojan a las personas LGBTQ en la Iglesia.
«Ser homosexual no es un delito», acotó durante una entrevista con The Associated Press.
De igual forma, reconoció que los obispos católicos en algunas partes del mundo apoyan las leyes que criminalizan la homosexualidad o discriminan a la comunidad LGTBQ.
Además, describió a la homosexualidad como un «pecado».
«También el obispo tiene un proceso de conversión», apuntó, agregando que debían mostrar «ternura, por favor, ternura, como la tiene Dios con cada uno de nosotros».
A pesar de que en 2003 la Corte Suprema en Estados Unidos declaró inconstitucionales las leyes contra la sodomía, los defensores de los derechos LGTBQ afirman que dichas leyes anticuadas se emplean para acosar a homosexuales y señalan a nuevas normas como la conocida como «No diga gay» «en Florida, que prohíbe la educación sobre orientación sexual e identidad de género entre jardín de infancia y tercer grado, como una prueba de los esfuerzos continuados por marginalizar a las personas LGBTQ».
Naciones Unidas ha pedido de forma reiterada que se abandonen las leyes que penalizan la homosexualidad y aseguran que violan los derechos a la privacidad y a la libertad ante la discriminación, además de incumplir las obligaciones de esos países, de acuerdo al derecho internacional de proteger los derechos humanos de todo el mundo, sin importar su orientación sexual o identidad de género.
En ese contexto, Francisco precisó que la Iglesia católica puede y debe trabajar para ponerles fin. «Tienen que hacerlo, tienen que hacerlo».
«Somos todos hijos de Dios y Dios nos quiere como estamos y con la fuerza que luchamos cada uno por nuestra dignidad», expresó, durante una conversación con AP en el hotel vaticano donde reside.