Noticias País, Ontario (Canadá).
Entre los bosques boreales del norte de Ontario se encuentra una joya natural que asombra a geógrafos y viajeros por igual: el Lago de los Mil Islas, conocido oficialmente como el Lago de los Bosques (Lake of the Woods), un impresionante cuerpo de agua que ostenta el récord de ser el lago con más islas del planeta. Según mediciones oficiales, alberga más de 14 500 islas de todos los tamaños, distribuidas entre Canadá y Estados Unidos.
Este vasto sistema acuático cubre aproximadamente 4 350 kilómetros cuadrados y se extiende por tres provincias y estados: Ontario y Manitoba en Canadá, y Minnesota en Estados Unidos. Su nombre, dado por exploradores franceses en el siglo XVII, proviene de la densa vegetación y los bosques de pinos que rodean sus márgenes.

El Lago de los Bosques no solo es grande, sino extraordinariamente complejo. Sus miles de islas forman un laberinto de canales, bahías y penínsulas que crean un paisaje único en el mundo. Desde el aire, el lago parece una pintura abstracta: manchas verdes de tierra flotando sobre un azul profundo que cambia de tonalidad según la luz del sol.
Muchas de estas islas son diminutas, apenas del tamaño de una roca con algunos árboles, pero otras albergan cabañas, reservas naturales e incluso comunidades enteras. La mayoría son accesibles únicamente por barco o hidroavión, lo que convierte al lago en un paraíso para aventureros, pescadores y amantes de la naturaleza.
En verano, sus aguas cristalinas atraen a miles de visitantes que practican kayak, pesca, natación y campismo. Durante el invierno, el lago se congela por completo, transformándose en una vasta llanura blanca donde se pueden realizar excursiones en motos de nieve o pescar sobre hielo.
El Lago de los Bosques es un refugio para una impresionante biodiversidad. Sus aguas albergan especies de peces como el lucio del norte, la trucha de lago, el walleye y el esturión, mientras que en sus islas y costas habitan osos negros, alces, castores, águilas calvas y lobos grises.
Los pueblos originarios de la región, en particular las comunidades anishinaabe (ojibwa), han vivido en armonía con este ecosistema durante siglos. Para ellos, el lago es un lugar sagrado y fuente de vida, al que llaman Ka-be-na-gon, “el agua que brilla entre los árboles”.
En muchas de las islas aún se encuentran restos arqueológicos y petroglifos que testimonian la presencia humana desde hace miles de años. Los indígenas locales continúan utilizando el lago para la pesca tradicional y para mantener sus costumbres ancestrales.
Un tesoro compartido por dos países
El Lago de los Bosques tiene una particularidad geográfica única: su frontera está dividida entre Canadá y Estados Unidos, lo que ha hecho necesaria una cooperación binacional para su manejo y conservación. En 1925, ambos países crearon la Comisión Internacional del Agua del Lago de los Bosques, encargada de regular sus niveles, la pesca y la protección ambiental.
Además, el lago alberga un punto geográfico singular: la Región del Noroeste del Ángulo (Northwest Angle), una pequeña franja del territorio estadounidense que solo puede accederse por tierra a través de Canadá. Este enclave fronterizo, habitado por menos de un centenar de personas, es considerado una curiosidad cartográfica resultado de los antiguos errores en los mapas del siglo XVIII.
Pese a su importancia natural y su belleza escénica, el Lago de los Bosques sigue siendo uno de los lugares menos conocidos de Canadá fuera de sus fronteras. Los viajeros que lo visitan describen la experiencia como un regreso a la naturaleza en su estado más puro. En el horizonte solo se escuchan los sonidos del viento, las aves y el agua golpeando suavemente las rocas.
El turismo sostenible ha crecido en los últimos años, con la apertura de lodges ecológicos y rutas de observación de fauna. También se han promovido excursiones guiadas para conocer algunas de las islas más grandes, como Big Island, Mather Island y Kenora Bay, donde es posible caminar entre bosques centenarios y ver el atardecer reflejado en el agua.
En el centro del lago, el archipiélago parece infinito. La luz del amanecer se refleja en los miles de islotes y crea un espectáculo de colores dorados que cambia con cada estación. Pocos lugares en el mundo logran reunir en un mismo espacio tanta serenidad, historia y diversidad natural.
El Lago de los Bosques no solo es un récord geográfico; es un símbolo de equilibrio entre el hombre y la naturaleza. En sus aguas tranquilas, el tiempo parece detenerse, recordando que aún existen rincones del planeta donde la tierra, el agua y el cielo conviven en perfecta armonía.
