Yosper, Agra (India).
El Taj Mahal, una de las siete maravillas del mundo moderno, es mucho más que un símbolo del amor eterno. Detrás de su imponente fachada de mármol blanco se esconden secretos arquitectónicos, rituales y detalles ocultos que la mayoría de los visitantes nunca llega a conocer.
Construido entre 1631 y 1653 por orden del emperador mogol Shah Jahan, el monumento fue erigido en honor a su esposa favorita, Mumtaz Mahal, quien perdió la vida durante el nacimiento de su decimocuarto hijo. Su dolor fue tan profundo que decidió levantar un mausoleo que representara la pureza, la eternidad y el paraíso.
Ubicado a orillas del río Yamuna, el Taj Mahal combina elementos islámicos, persas e hindúes en una armonía perfecta. Cada piedra, cada jardín y cada relieve fue diseñado para reflejar el orden cósmico y la simetría divina que rigen la filosofía oriental.
Sin embargo, lo que no se ve a simple vista es aún más fascinante. Bajo el piso principal se encuentra una cámara subterránea donde descansan los verdaderos restos del emperador y su amada, ya que los sarcófagos visibles en la sala principal son solo réplicas ornamentales.
Los historiadores también revelan que el mármol utilizado en su construcción provino de más de 1,000 elefantes que transportaron materiales desde Rajasthan, Afganistán, China y el Tíbet. Además, más de 20,000 artesanos trabajaron durante 22 años, incorporando piedras preciosas como jade, turquesa, lapislázuli y amatista en sus intrincados mosaicos.
Otra curiosidad poco conocida es que el color del Taj Mahal cambia según la hora del día: rosado al amanecer, blanco brillante al mediodía y dorado bajo la luz de la luna. Este efecto visual simboliza los distintos estados del amor.
Durante siglos han circulado leyendas sobre los supuestos planos de un Taj Mahal negro, que el emperador habría planeado construir frente al actual, al otro lado del río, para su propio descanso eterno. Aunque nunca se ha confirmado, excavaciones arqueológicas han hallado restos de cimientos que alimentan la teoría.
Por motivos de conservación, hoy solo se permite ingresar con zapatos cubiertos o descalzo, y las autoridades limitan el tiempo de permanencia en el interior. Cada año más de 7 millones de turistas visitan este recinto sagrado, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1983.
Más allá de su esplendor visible, el Taj Mahal sigue siendo un enigma de amor, arte y poder, una joya arquitectónica que guarda en silencio los secretos de una civilización que alcanzó su máximo esplendor bajo el Imperio Mogol.
